Hace pocas semanas, leíamos un artículo muy interesante en el periódico El País, que manifestaba las elevadas comisiones cobradas en planes de pensiones a los partícipes de los mismos, y cómo había afectado en ellos los recientes cambios regulatorios. Queremos resumir algunos puntos dado que era un artículo bastante extenso y algo complejo.
Reforma fiscal de 2015
Lo cierto es que, a finales de 2014, se hicieron unas reformas limitando las comisiones máximas admisibles en fondos de pensiones (y que entraron en vigor en 2015). ¿Por qué se hizo? Porque se consideraron abusivas, al mismo tiempo que las mismas reducen la rentabilidad de estos productos, lo que también limita el crecimiento de potenciales ahorradores.
¿Cómo fue la reforma?
- La comisión que podían cobrar las entidades gestoras (quienes deciden cómo se invierte el dinero de los partícipes), bajó desde un 2% al 1,5% como máximo (revisión de 2018: han bajado aun más, hasta el 0´85-1´5% en función del tipo de plan).
- Las entidades depositarias de los fondos de pensiones, también vieron sus comisiones reducidas del 0,5% al 0,25% máximo (revisión de 2018: han bajado hasta el 0,2%).
Sin embargo, tal y como dicen los expertos en la materia, en vez de interpretar la reforma como una señal de que las cosas no se estaban haciendo bien, las entidades lo único que han hecho es ceñirse a esos máximos. Un dato es lapidario: los 10 planes de pensiones de España con más partícipes, cobran las comisiones máximas.
Objetivos de la reforma
Lo que se pretende desde los organismos públicos es una competencia real entre entidades, de la misma manera que sucede con los fondos de inversión, para que la misma provoque:
- Mayor transparencia
- Reducción de comisiones
- Mejora de resultados en la rentabilidad de los planes de pensiones
Todos estos comentarios vienen a colación de la dificultad existente a día de hoy, por mejorar la situación de la Seguridad Social, que en último término determina el pago de las pensiones. Y es que, la falta de fomento del ahorro privado en España, hace que estemos acostumbrados a confiar en el Estado del bienestar y a tener una pensión elevada, pero las perspectivas no son las mejores.
En este sentido, las cifras son claras: los fondos privados de pensiones aúnan poco más de 100.000 millones de euros, que se traduce en menos de 9.000 € euros por cuenta. Esto supone un tercio de la media existente en la Unión Europea con respecto al PIB.
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