Al hablar de seguros de vida, parece que siempre debamos estar pensando en un seguro para familias casadas, con hijos. Con esta entrada veremos, en caso de encontrarnos ante una persona soltera (sin hijos, se entiende), qué necesidades de aseguramiento podría tener.
¿Seguro de vida para una persona soltera?
El seguro de vida puede protegernos frente al fallecimiento y la invalidez, de cualquier tipo de accidente o enfermedad que suframos, como asegurados de esa póliza.
Por este motivo, pensando en una persona soltera, sin “cargas” familiares (hijos, matrimonio…), ¿debería tener un seguro de vida?
Existen varias visiones del asunto:
- La clásica concepción de que, por ese simple motivo, no hace falta asegurarse de nada.
- La versión más consciente: precisamente, porque no se tiene a nadie al lado que pueda cuidar de nosotros si nos sucede algo grave, sería conveniente tener este seguro. Más, teniendo en consideración que nuestros ingresos se ven mermados enormemente, y los gastos se incrementan notablemente.
La invalidez como principal preocupación
Las personas solteras se caracterizan por su independencia, algo que no quieren perder de ninguna de las maneras. Por este motivo, la contingencia que más les preocupa no es el fallecimiento, sino la invalidez permanente: aquella que nos puede alejar del mundo profesional, convirtiéndolos en personas dependientes de ayudas de terceros, tanto física como económicamente.
Por este preciso motivo, un seguro de vida que cubra la invalidez permanente, nos permitirá mantener esa independencia financiera, que sufrague los gastos de cuidados, rehabilitaciones y pruebas médicas, para no tener que depender de nadie.
En el caso del autónomo, esto se agrava
En caso de ser autónomo, este argumento se potencia mucho más, debido a su habitual baja cotización a la Seguridad Social, que provoca estadísticamente, pensiones de invalidez mucho más bajas en trabajadores por cuenta propia.
No anticiparse a estos hechos, en muchas ocasiones, ha supuesto que una persona de 30 y tantos, 40 años, completamente independizada con su propio empleo, haya tenido que volver a vivir con sus padres o tíos u otros familiares, porque no podía manejarse por sí mismo.
Ese sería el ejemplo más común. Sin embargo, también existe aquella persona con hermanos, con un cariño especial hacia sus sobrinos o hijos de amigos, y que solicitan un seguro de vida para dejarles un dinero para su educación o un mejor porvenir, en caso de que ellos ya no estén. Este sería otro caso relativamente común, que justificaría contratar un seguro de vida con garantía de fallecimiento, para un soltero.
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